miércoles, 19 de octubre de 2011

Vista acostumbrada

Iyi Günler!

Hoy, después de las "clases" y de camino a casa, por fin me dediqué un tiempo a visitar al menos las mezquitas que tengo de camino a casa, que son enormes, mucho más grandes, pero mucho mucho más, que las de Izmir, y es que cada vez que paso por una muy grande, me quedo mirando y sonrío. Es una pasada.

Recuerdo la primera mezquita que ví en Izmir, en el barrio de Bölge, cerca de la residencia de estudiantes, camino del IKEA, a la vuelta, en atardecer, la vi, al final de una calle, era una mezquita moderna por supuesto, pero me quedé petrificada, la piel se me puso de gallina y se me había cortado la voz, y es que ver algo así emociona. Me quedé quieta, mirándola con la puesta de sol y era en aquellos momentos en los que me daba miedo sacar hasta la cámara compacta (por estupideces mías, vamos, no por nada) y como volvía  de la compra, la compacta estaba al fondo, así que dije que volvería otra vez, pero ya no sería lo mismo, la cosa es que se me quedó en la cabeza. 

A partir de ese momento vi más, por supuesto, porque están por todos lados (de los barrios que no son modernos) y me encanta entrar dentro pero no entraba porque me daba respeto, quizás molestaría a alguien o en realidad aun no sabía sobre la cultura de esta religión y si ofendía o no importaba, así que a la primera mezquita que entré fue la del bazar de Izmir, con Elena (que ya lo comenté entradas anteriores). Bueno, cuando entré a esa, casi que quería entrar y controlaba cada paso que daba por si hacía mucho ruido o no. Luego entré más, pero siempre me han dado respeto.

Ahora, estoy en Istanbul y hay unas mezquitas enormes que ya desde fuera me ponen la piel de gallina y hoy me decidí a visitarlas, además que me había llevado mi cámara con mi 35mm, perfecto para la ocasión. Y he visto unas cosas... increíbles, pero cuando iba caminando de mezquita en mezquita me acordé de aquella pequeña mezquita que vi que me dejó paralizada y de cómo ahora ando por la ciudad y ya no me quedo con los ojos como platos (cosa que no significa que no me impresionen) simplemente que ya camino "tranquila" y como que mi vista se ha acostumbrado a ver minaretes por todos lados y los lavapies de los musulmanes antes de entrar en la mezquita y mezquitas, pero lo que hay dentro de ellas no sé si me llego a acostumbrar o la manera de rezar de los musulmanes, me quedo parada mirándoles como una auténtica "giri"


Eso si, tengo que decir, que del "miedo" que tenía de entrar en las mezquitas, nunca me han hecho ningún feo, de hecho siempre que pregunté si podía entrar me han indicado por donde y dónde tengo que situarme (ya que soy mujer, cosa que explicaré en otra entrada, porque es para escribir) y con mucha amabilidad, como son ellos. Hoy me encontré a unas españolas desorientadas que les dije alguna cosilla para cuando entraban (es que cuando escucho españoles digo "anda! españoles! jajajaja cosas mías... pero así creo que les puedo ayudar si tienen alguna duda de la ciudad)

También está la anécdota graciosa de cuando hablaba con mi compañero de piso y yo le decía que me encantaban las mezquitas, que alucino con ellas, pero que las iglesias (la mayoría de ellas) ya no me llaman tanto la atención porque estoy "cansada" de verlas y él en cambio me decía lo contrario, él no quiere ver más mezquitas y que para él el verdadero arte está en las iglesias. Dos puntos de vista diferentes de dos situaciones diferentes, yo le entiendo, porque es mi situación a la inversa.

En fin, pues esa es mi reflexión del día, cómo acostumbramos la mirada, aunque creo que lo echaré de menos cuando vuelva.

Un abrazo muchachos!!

Azul

2 comentarios:

  1. Si te sirve, en mi Ruta acabé hasta las pelotas de ver pirámides mayas xD

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  2. marviiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!staras hartandote de echar ftos e???'spero q lo sigas psando muuuyyy bien, q se ve que estas disfrutando del viaje!!!mxs bstsss y que te vya todo muyyyyy bien!!!

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